


El Team Movistar estuvo a punto en la Contrarreloj
Nairo Quintana llega 9n0 a la fase de montaña
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La pequeña población de Plumelec, situada en el rincón noroeste de la región de Bretagne, fue el escenario de batalla de la contrarreloj por equipos del Tour de Francia, una etapa de 28 kilómetros, con final empinado y después de una primera semana tortuosa, en la que se retiraron 13 corredores.
Los cerca de 4 mil habitantes de Plumelec, la mayoría dedicados a labores agrícolas, salieron a las carreteras para observar el paso de los 22 “trenes bala” que pasaban raudos, como sombras indescifrables, a través de esos paisajes de vacas lecheras, cultivos de hortalizas y casas antiguas.
Tan sólo la televisión permitía ver de cerca el perfil de los ciclistas: guerreros aerodinámicos en perfecta simbiosis con sus bicicletas, que a plena vista, sobre la carretera, eran apenas un destello para los espectadores, quienes se conformaban con esa ilusión pasajera, con esa fantasmagórica presencia que los bañaba de brisa para luego perderse en el horizonte del camino asfaltado.
Para los que aman el ciclismo, y conocen sus profundidades, una crono por equipos en la etapa 9 de una competencia de tres semanas, resultaba insensato, sobre todo tras haber pasado por el desgastante pavé. Además, a estas alturas de la carrera, muchas de las escuadras favoritas han perdido a sus principales alfiles, como por ejemplo el Giant, que ya no tiene a Tom Domoulin, o el Trek, que tiene medio a Jungels y perdió a Cancellara. El Etixx, por si fuera poco, vio como Tony Martin se iba de la carrera hace un par de días, y el Orica Green Edge, equipo que había vencido en tres de las últimas cinco principales CRE, salió a competencia con apenas seis ciclistas, todos ellos aporreados por las caídas.


